He captado la rapidez con que una tecnología de uso universal puede quedarse obsoleta en la foto de una cabina telefónica inglesa. No hace falta mucha imaginación para darse cuenta de que hace mucho tiempo que no se hacen llamadas telefónicas aquí.
Los más mayores aún recordamos el olor de las cabinas telefónicas. Fue similar en todos los países. Uno no lo lamenta necesariamente: el olor frío de los cigarrillos mezclado con el sudor y cosas por el estilo.
Las cabinas telefónicas ya no tienen futuro, puesto que los móviles son algo más que un simple sustituto de los teléfonos.
Pero, ¿no hay que darle muchas vueltas al teléfono? ¿Mantener el contacto con amigos y amantes? La distancia superada era palpable y había que prepararse con una buena cantidad de calderilla.
¿Cuántas veces sonó la señal de ocupado antes de marcar el número completo del interlocutor? Con los teléfonos de marcación aún más antiguos, las repeticiones de números marcados a mano en conexiones complicadas provocaban a veces la inflamación del lecho ungueal.
Todos estos recuerdos reviven con esta única fotografía. Impreso en aluminio, la superficie metálica del teléfono parece engañosamente real.