La histórica ciudad de Cuenca, en Castilla-La Mancha, se alza sobre un acantilado calizo entre los ríos Júcar y Huécar. Desde 1996, la UNESCO ha declarado su casco antiguo (Ciudad Vieja) Patrimonio de la Humanidad, reconociendo la armoniosa combinación de arquitectura y naturaleza.

El casco antiguo medieval con sus famosas Casas Colgadas atrae a visitantes durante todo el año. Pero durante la Semana Santa, la víspera de Pascua, Cuenca despliega un ambiente inigualable. Las costumbres de esta semana están profundamente arraigadas en la cultura española. Participan personas de todas las edades y procedencias, ya sea como espectadores o como participantes activos, independientemente de sus creencias religiosas cotidianas.

Hermandades: Guardianes de la tradición
Las hermandades caracterizan la Semana Santa. Organizan las once procesiones que pasan por Cuenca durante esta semana. En la ciudad hay 33 hermandades con más de 40.000 cofrades, una cifra impresionante para una ciudad de sólo 55.000 habitantes.

Los Nazarenos (penitentes) de cada hermandad llevan sus vestimentas distintivas. Suelen consistir en una túnica, un sombrero puntiagudo (capirote) y un antifaz. Los colores de las vestiduras simbolizan diferentes aspectos de la Pasión de Cristo.

Las mujeres participan en las hermandades como miembros de pleno derecho desde los años ochenta. En la actualidad, representan alrededor de un tercio de los miembros de muchas hermandades, y la tendencia va en aumento.

Pasos: Obras de arte a hombros
Los Pasos – andas artísticamente diseñadas con escenas de la Pasión de Cristo- son la pieza central de las procesiones. Los miembros de las cofradías los llevan a hombros por las estrechas calles de la ciudad.

Llevar un Paso se considera un honor, pero también tiene un coste. Los miembros pagan hasta 2.000 euros por llevar esta carga. Algunos pasos pesan hasta 2.500 kilos y requieren 40 costaleros (porteadores) para maniobrarlos por las empinadas y empedradas calles del casco antiguo. El esfuerzo físico es enorme, especialmente durante las procesiones que duran hasta seis horas.
Entre la tradición y el presente
La Semana Santa de Cuenca combina la tradición más arraigada con el presente más vivo. Las procesiones son algo más que rituales religiosos: reflejan la identidad y la cohesión de la ciudad. Como visitante, uno se siente bienvenido en Cuenca incluso cuando la pequeña ciudad está a rebosar durante la Semana Santa. Parece que todo el mundo quiere contribuir a la digna organización de la fiesta.


Las Turbas: ruido y silencio
Una de las tradiciones más insólitas de España tiene lugar la noche del Viernes Santo. Una gran multitud se congrega frente a la parroquia de El Salvador. Hacen un ruido ensordecedor con tambores y trompetas. Golpean la puerta de la iglesia, detrás de la cual los participantes en la procesión se preparan para la Pasión de Cristo.



Las puertas se abren a las 5.30 de la mañana. Con un fuerte estruendo, los costaleros de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno sacan la figura de la Pasión Jesús con la cruz. “Tirale, tirale”, grita la multitud, mientras los tamborileros cruzan sus baquetas y las trompetas de zinc crean una inquietante disonancia. La escena recrea a la multitud hostil que se burló de Jesús camino del Calvario.



Pero cuando aparece la figura de Virgen de la Soledad como último paso, el ambiente cambia. Los tambores y las trompetas enmudecen, la multitud se detiene y un silencio conmovedor llena los callejones. Un momento de profunda reverencia emerge del caos de las turbas.

Fondo sonoro en el vídeo
El primer vídeo muestra la cabecera de la procesión antes de llegar a la plaza frente a la catedral
Cuando la Virgen de luto entra en la Plaza Mayor, frente a la Catedral de Cuenca, abarrotada por más de 5.000 personas, las turbas guardan silencio.
Tradiciones culinarias de Semana Santa
La Semana Santa conquense no sólo es una fiesta para la vista, sino también para el paladar. Muchos platos de estas fechas siguen las normas de ayuno de la Iglesia católica. Un clásico es el Potaje de Vigilia -un guiso a base de garbanzos, espinacas y bacalao, que tradicionalmente se sirve el Viernes Santo-. Especialidades dulces como las torrijas (pan frito remojado en vino o leche con miel y canela) y las flores de Semana Santa (flores de masa fritas con miel) son muy populares. Los panaderos de todo el país ofrecen torrijas remojadas en leche y en televisión se emiten programas de cocina sobre las mejores recetas.

Consejos prácticos y sutilezas culturales
Si quiere vivir la Semana Santa de Cuenca, debe reservar con antelación, ya que los hoteles se llenan rápidamente. Merece la pena visitarla, ya sea por el significado religioso, la tradición cultural o el ambiente único. Le recomendamos el céntrico Hotel Convento del Girald, un antiguo monasterio del siglo XVII. La segunda planta sigue siendo utilizada por las monjas y está cerrada a los huéspedes del hotel.
Sería un error comparar las capuchas puntiagudas de los participantes en la procesión con el Ku Klux Klan. Esta comparación es histórica y culturalmente incorrecta y no reconoce el significado religioso de los capirotes. Estos capirotes puntiagudos, que forman parte de una tradición penitencial católica centenaria, simbolizan la humildad, el arrepentimiento y el anonimato ante Dios.
Ahora es igualmente inapropiado referirse a la procesión del Viernes Santo como la Procesión de los Borrachos (Procesión de los Borrachos). La procesión de Las Turbas, oficialmente conocida como Camino del Calvario, es una de las tradiciones más antiguas y simbólicas de la ciudad. Se remonta a 1616 y está profundamente arraigada en la identidad de Cuenca.
El viaje de investigación contó con el apoyo de Cuenca Turismo y de la Oficina Española de Turismo Turespaña.

























