Estaba esperando la llave de mi habitación en el vestíbulo de un hotel de la ciudad de Wakayama cuando mis ojos se posaron en una revista de atractivo diseño. La palabra MUJER aparecía en la portada en grandes letras latinas. Confundida, volví a mirar. ¿Estaba alucinando con palabras alemanas después de sólo unos días en Japón? Pero no, la portada seguía proclamando inequívocamente FRAU. Saqué el móvil para hacer una foto y le pregunté a mi amiga Noriko Hasegawa por qué había encontrado en Japón una revista con título alemán. Su respuesta tuvo varias capas y reveló tanto algo sobre el modelo de conducta de las mujeres japonesas como la forma en que una misma palabra puede tener connotaciones diferentes en culturas distintas.

El editor explica que la revista japonesa FRAU está dirigida a mujeres de entre 20 y 30 años que valoran ser auténticas. Para las mujeres japonesas suele ser un reto ser fieles a sí mismas. El papel tradicional de ama de casa es difícil de abandonar, y las trayectorias profesionales hacia los puestos más altos son difíciles de escalar, a pesar de que Sanae Takaichi fue la primera mujer elegida Primera Ministra en octubre de 2025. Pero volvamos a la revista FRAU: lleva influyendo en la cultura femenina japonesa como revista de estilo de vida moderno desde principios de la década de 1990. Anima a las lectoras urbanas a tomar las riendas de su propia vida, trabajo y consumo cosmopolita, alejándose de los roles tradicionales de ama de casa. Cada número está dedicado a un tema específico: desde moda, belleza, viajes y alimentación hasta diseño de interiores e informes sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

¿Por qué la palabra alemana FRAU?
Cuando se lanzó la revista en los años 90, estaba de moda en Japón utilizar palabras alemanas o francesas en los títulos para transmitir una impresión intelectual, moderna y europea. Se eligió la palabra alemana Frau porque daba una imagen de feminidad más inteligente y relajada que su equivalente francesa “Madame”. FRAU y otros medios de comunicación japoneses han conseguido sin duda fomentar el consumo cosmopolita. Los japoneses, incluidos los hombres, están locos por las marcas de lujo europeas, especialmente las francesas.
