Los viajeros se interesan por el mundo. Quieren vivir experiencias en la carretera que no sólo les ayuden a desarrollarse de forma positiva. A diferencia de los turistas que sólo consumen, los viajeros ilustrados se sienten responsables de un medio ambiente intacto y respetan la cultura de sus anfitriones.
Nuevas experiencias a través del turismo sostenible
El objetivo no es disfrutar de ofertas especialmente lujosas. El valioso tiempo que se pasa viajando se aprovecha mucho más para ampliar las propias limitaciones con experiencias completamente desconocidas y para obtener nuevas oportunidades de conocimiento. Los viajeros responsables no sólo quieren volver a casa descansados, sino también con buenas sensaciones.
Mientras que los habitantes de los países ricos pueden permitirse el lujo de un viaje, la gente de muchos destinos vacacionales vive en el nivel de subsistencia. Apenas tienen vacaciones y rara vez tienen un día libre. En la Cumbre de Sostenibilidad de las Naciones Unidas, celebrada en Nueva York en 2015, se decidió reducir la discrepancia entre países pobres y ricos. El turismo, como importante factor económico, también fue considerado responsable de sus consecuencias. Lo ideal sería que el turismo reforzara los destinos al tiempo que preservara y promoviera su carácter distintivo.
Balance positivo para la conciencia
Los encuentros humanos, las experiencias culturales o las aventuras en la naturaleza convierten a los viajeros en personas cultas que evalúan sus futuras acciones con horizontes más amplios. Teniendo en cuenta el impacto medioambiental del viaje, el balance puede ser bastante positivo, aunque las emisiones de dióxido de carbono de un vuelo o un crucero sean una carga para el clima.
El Ministro alemán de Economía y Protección del Clima, Robert Habeck, ve en el turismo una oportunidad para el entendimiento internacional. No hay “realmente mejor contrapeso a la guerra que el turismo”, afirmó el político verde en la Feria Internacional de Turismo ITB 2022, ensombrecida por la guerra en Ucrania. Después de que el turismo representara alrededor del 8% de las emisiones mundiales de CO2 antes de la pandemia de Corona, el político verde abogó por un nuevo comienzo hacia la neutralidad climática y la sostenibilidad.
El equilibrio de intereses entre los viajeros adinerados y el tejido social y económico del país de destino debe diseñarse de tal manera que se refuerce la economía local con la explotación autónoma de instalaciones que tengan el menor impacto posible en el clima social. El desarrollo de los últimos paraísos debe ser sostenible. La buena mesa, el bienestar o el máximo confort no tienen cabida en zonas donde la gente no tiene ni electricidad ni agua corriente en casa.
Viajar me ha cambiado
Por extraño que pueda parecer, mi experiencia de mí mismo y de mi propio papel en el mundo ha sido más intensa en el apartado hábitat de los aborígenes australianos. Personas para las que su familia es más importante que el rendimiento y el reconocimiento. No les gusta que les fotografíen porque temen que su alma no encuentre la paz si hay fotos suyas después de la muerte. Gente que camina durante meses para visitar lugares sagrados y comprender la sabiduría que sus antepasados dejaron grabada en las rocas hace 20.000 años.
En este viaje lejos de las infraestructuras civilizadas, al menos he empezado a comprender que casi nada se acerca a adquirir la propia madurez.
Las mejores cosas de la vida son gratis
Recordamos muchos incidentes en viajes que sólo destacan por su singularidad y no por unas instalaciones lujosas o un servicio perfecto.
Otros aspectos: Ciencia ciudadana (como científico ciudadano con las tortugas gigantes laúd), pesca submarina en Japón, espárragos trigueros en la Toscana, elaboración de cerveza en la fábrica comunal de Falkenberg, entrega respetuosa de regalos en África y no hay que subestimar: el encanto de lo imperfecto.